En circunstancias en que se hace evidente la crisis de valores en el accionar público, recordar hechos heroicos de insignes peruanos resulta provechoso para la reflexión y el entendimiento de comportamientos individuales que, al dejar de lado intereses personales y asumir el bienestar colectivo, señalan derroteros a seguir. Y que también son provechosos para la revisión de nuestra praxis.
Es el caso del huanuqueño Leoncio Prado Gutiérrez, hijo de Mariano Ignacio Prado; quien en tan solo 30 años de vida (1853 – 1883), movido por su espíritu libertario, participara en diversas guerras contra España:
En Cuba, Filipinas y en nuestra patria Peruana, ofrendando su vida en aras de sus ideales.
No vamos a relatar con detalle su periplo e intervención en confrontaciones con fuerzas chilenas en la denominada Guerra del Pacífico.
Pero sí mencionar su presencia en la organización de un cuerpo de torpederas que debía actuar en la Isla del Alacrán del puerto de Arica; la tarea de formar y comandar un grupo de guerrilleros para actuar independientemente, pero en conexión con el comandante en Jefe del Ejército del Sur, contralmirante Lizardo Montero.
Su participación en la Batalla de Alto de la Alianza; la derrota en Tarata con el grupo guerrillero que comandaba, siendo hecho prisionero y aceptando su libertad a condición de «comprometerse a no volver a empuñar las armas«.
Retornando a Lima en febrero de 1882, viaja a Huánuco con la intención de plegarse a la resistencia guerrillera que conducía su hermano el capitán Justo Prado, asumiendo el mando tras su muerte.
Posteriormente marcha a Cerro de Pasco y se dirige a las alturas de Canta y Chancay, asediando Huacho, que estaba ocupado por un destacamento enemigo.
En julio de 1883 llegará a Huamachuco sumándose a la batalla y recuperación de la plaza principal por parte del Ejército peruano.
En dicho enfrentamiento fue herido y tomado prisionero el 9 de julio, para luego ser ajusticiado por el cargo de haber faltado a la palabra empeñada cuando en 1880 fuera liberado en Chile.
Al ser interrogado acerca de por qué había incumplido su promesa de no volver a pelear, Prado afirmó :
«Que en una guerra de invasión y de conquista, como la que hace Chile y tratándose de defender a la Patria, podía y debía empeñarse la palabra y faltar a ella«.
Esta apretada síntesis de la actuación heroica de Leoncio Prado pone sobre la mesa de discusión un aspecto central:
El de los valores humanos que deben regir nuestro tránsito por la vida. Es decir, las características positivas que nos ayudan a ser mejores, individual y socialmente, y que tienen gran significación para una convivencia social armoniosa.
En la vida de Leoncio Prado podemos ver una constancia en la lucha por la libertad individual y colectiva; apego a la justicia, conjugando la autodeterminación.
Igualdad e interdependencia de cada miembro de una comunidad; la relación entre su pensamiento y acción; la fidelidad que impulsaba la consecución de objetivos; así como el logro de la paz.
Estamos rescatando los valores practicados por él de manera constante, referidos a la libertad, justicia, honestidad, lealtad y paz, entre otros.
Asumimos que sin ellos como señuelo de nuestro actuar, desaparecen los criterios elementales de la vida en sociedad.
Que el recuerdo de nuestra Independencia y de muchos héroes esté acompañado de la crítica firme contra el sometimiento, parcialidad, deshonestidad, traición e intranquilidad, presentes en la vida del país, y nos den la suficiente fuerza y voluntad para superarlos.
Por: HERIBERTO BUSTOS
