Diversos medios de la ciudad informaron que hace dos días, una jauría de perros, que merodean nuestra plaza de armas, mordieron violentamente a un lustrabotas, hoy un menor también fue atacado en el cruce de los jirones Callao y San Martín, sin consecuencias lamentables más que el pequeño, pero justificado susto.
Además de la pobre y lamentable imagen que da la plaza de armas de la ciudad capital con más de veinte perros deambulando por sus alrededores, las autoridades de salud y la municipalidad deben hacer el trabajo que normativamente les asigna la ley para controlar y tomar las decisiones en razón del interés colectivo de la ciudadanía.
Ciertamente existen personas que vienen exigiendo, reiteradamente a nuestro alcalde, la instalación de una perrera municipal, pero ante una preocupación de los amantes de los animales, nos formulamos la pregunta que resulta necesario ante este tipo de pedidos, ¿Nuestra municipalidad cuenta con los recursos necesarios para sostenerla en el tiempo? mas aún cuando desde hace muchos años se conoce que la morosidad de tributos municipales en nuestra ciudad es una de las más altas de país, por lo que a duras penas sirve para mantener servicios tan básicos y elementales como el recojo de residuos sólidos y serenazgo.
No está en debate en que odias o amas a los perros, que ciertamente en algún momento tuvieron dueños y casas que los acogían, pero ante el peligro que generan su presencia en nuestras calles, para alguien cercano que podría ser cualquier familiar o conocido creo que podríamos coincidir en que no dudaríamos ni un solo instante en señalar que la seguridad e integridad de una persona debe ser priorizado por nuestras autoridades.
