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El Cine en Moyobamba, San Martín, Perú

Uno de los proyectores del famoso cine es ahora parte del patrimonio de Moyobamba, gracias a un grupo de ciudadanos que adquirió esta evidencia histórica para ser donada y exhibida en el Museo Departamental de San Martín.
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Después de la primera guerra mundial, un hombre de ojos azules y voz ronca llamado Ladislao Brachowicz Kienneger llegó a Moyobamba en 1921 desde Brasil, junto a tres amigos, después de trabajar entre Manaos e Iquitos y se instaló en el barrio de Belén para comenzar una nueva vida.

Lo primero que hizo fue crear una hidroeléctrica pequeña para generar corriente ante la admiración de los pobladores de esos años. Don Ladislao se quedó en la selva y en su caminar vio que a esta ciudad le faltaba llenar su alma de ilusiones, entonces trajo un motor viejo y decidió instalar cine mudo en 1940, en el mercado de abastos de Moyobamba, para hacer reír a todo el pueblo con la magia de Charles Chaplin.

Luego el cine pasó al escenario del colegio Serafín Filomeno en la plaza de armas y después la familia Brachowicz compró la casa de la misma plaza donde funcionó el histórico cine teatro Moyobamba, contaba con 550 butacas en platea y bancas especiales para mezzanine, donde no solo se exhibían películas, sino también veladas artísticas y culturales.

En los años 60 y 70 el cine teatro alcanzó su etapa de esplendor, con dos proyectores de marca alemana Zeiss Ikon, para contarnos las primeras historias del mundo a través de una pantalla grande, con películas mexicanas en blanco y negro, westerns, películas europeas, musicales argentinos o la novedad del cine hindú.

La difusión de este arte y la exhibición de esta variedad de películas hizo aflorar la sensibilidad del pueblo y permitió conocer otras culturas y modos de vida. En el viejo cine de «Braco» se quedarán guardados para siempre la figura imponente de los mexicanos Luis y Antonio Aguilar, el porte atrevido de Rodolfo de Anda, la voz inconfundible de Lucha Villa y sus rancheras, junto a los ojos de María Feliz y el humor de don Andrés Soler, la ternura de doña Sara García y el extraordinario Mario Moreno Cantinflas.

Uno de los proyectores del famoso cine es ahora parte del patrimonio de Moyobamba, gracias a un grupo de ciudadanos que adquirió esta evidencia histórica para ser donada y exhibida en el Museo Departamental de San Martín.