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Disminuya su velocidad

No hemos aprendido nada sobre lo importante que es nuestra vida.
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Hace exactamente un año, días más o días menos, un hecho lamentable enlutó a cinco familias y, embarró de sangre, una vez más, nuestra ya, teñida carretera Fernando Belaunde Terry, el tramo Moyobamba – Tarapoto, exactamente a la altura del distrito de Shanao. Para quienes no lo recuerdan, me refiero al caso en que un ómnibus de la empresa Torres chocó, frontalmente, contra un auto de la empresa Turismo Cajamarca, hecho en el que murieron, en el acto, cinco adolescentes y el chofer del auto.

Posterior a tan lamentable accidente, no tuvimos mucha información; salvo que el conductor del ómnibus aceptó cierto grado de responsabilidad en el hecho y, fue condenado a seis años de prisión efectiva. Luego, una nota periodística, de una canal tarapotino, nos indicaba que ni los directivos del Club Deportivo Unión Comercio, así como ni la empresa Turismo Cajamarca y ni la otra empresa involucrada se habían hecho responsable del único sobreviviente de ese accidente. Finalmente, otra nota periodística nos indicaba que INDECOPI había sancionado con una multa de dos millones de soles, a la empresa de autos Turismo Cajamarca, por una serie de irregularidades que, se habían destapado, a raíz de este hecho.

En teoría, este hecho, nos serviría de ejemplo o como una forma de reflexionar sobre los cuidados que debe existir en las carreteras, y el trabajo de control de pasajeros, al momento de abordar las unidades móviles para viajes interprovinciales, debería ser más exigente. Sin embargo, nada de ello paso, absolutamente nada.

Basta con tomar cualquier unidad móvil, en cualquier ruta, para darnos cuenta de ello. No hay un control de pasajeros; si bien es cierto que existe un manifiesto de pasajeros, pero éste sólo es llenado para formalidad, vale decir, para evitar una multa; se siguen transportando menores de edad sin la debida acreditación (es decir si viajan con al menos uno de sus padres o con un familiar autorizado); las unidades móviles siguen sobrepasando la cantidad de pasajeros por las que está diseñado (llevan a menores de edad en “las faldas de los adultos, para evitar pagar una pasaje adicional).

En relación a los límites de velocidad en la carretera, estos tampoco son respetados; tenemos que estar discutiendo con los conductores para exigirles que disminuyan la velocidad, no puedo creer como es que existe gente sin criterio que exige que vayan más rápido; las líneas telefónicas para interponer los reclamos para malas prácticas de conducción, no funcionan; y, cuando llegas al terminal, y quieres poner un reclamo por exceso de velocidad, quien atiende en ventanilla, simplemente no quiere facilitarte el Libro de Reclamaciones.

Son varias las razones por las cuales estas empresas no quieren facilitar dicho registro; tal vez la principal es que al hacerlo, la empresa pasa por una serie de observaciones, de parte de INDECOPI; de otro lado las gerencias generales de estas empresas, no permiten (mejor dicho, no autorizan) que se facilite dicho registro a los clientes; ante esto, lo que se prefiere, de parte de la empresa, es “arreglar” con el conductor, imponiéndole al mismo, una papeleta de reclamo, documento que es firmado por el cliente y, que al ser recepcionado por el conductor, éste se ve obligado a pagar una multa, a favor de la empresa, por hasta cien soles. Sobre lo último, a decir de las empresas, es la mejor forma de corregir la falta, pues, como ellos mismos indican, el Libro de Reclamaciones, es letra muerta.

Pese a estas cinco muertes, claro, lamentablemente luego vinieron más; no hemos aprendido nada sobre lo importante que es nuestra vida; de nada sirve tener una serie de letreros, en toda la carretera, con frases tan románticas como “papá no corras, tu familia te espera” si no reflexionamos en ella.

Simplemente KAJOVEPI
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