RADIO MOYOBAMBA

Anécdotas Moyobambinas: «LA CHAMBA DE CAYO»

Por: Fidencio Alva Jarama
MNC Medios

MNC Medios

Medio de Comunicación Digital
prensa@moyobamba.com

107375145_2964876503610226_6975839657219806332_n

Los futbolistas peruanos en su mayoría han sido palomillas, malos estudiantes y casi nunca han trabajado en algo.

Entre los profesionales distinguimos algunas honrosas excepciones, pero en el fútbol amateur casi ninguno.

En Moyobamba cuando el fútbol estuvo en auge se combinaron dos cosas: jugadores de la costa y dirigentes vinculados a alguna institución pública del cual salía la plata para mantener el equipo.

El Deportivo Pesquero de Moyobamba, gracias a Eduardo Pinedo su máximo dirigente, amigo del ex Presidente Regional Max Ramírez, a la sazón su hombre de confianza, realizó campañas memorables en el departamento de San Martín, con el concurso de varios jugadores de la costa.

Cayo Zamora, que había apoyado en la campaña a su compañero Max Ramirez, encontró trabajo en el Gobierno Regional y tenía una chamba envidiable: ganaba su sueldo casi sin hacer nada, no tenía hora de entrada y menos de salida, cuando uno le buscaba por algún motivo, razón o circunstancia, la respuesta del vigilante o de Eduardo Pinedo, su jefe, era siempre : se encuentra de comisión.

Los morenos futbolistas venidos de la costa, iban al Gobierno Regional para conversar con Eduardo, pero como éste paraba casi siempre ocupado, terminaban charlando con Cayo, que también era dirigente del pesquero y, se quedaban asombrados por la chamba que tenía.

Como el equipo iba viento en popa, los jugadores amenazaban quitarse del equipo si no les aumentaban el sueldo. Para solucionar el problema Eduardo les consiguió trabajo en el PEAM, de tal manera que además del sueldo de jugador recibían otro de dicha entidad.

Sin embargo, a una semana de chamba, empezaron las quejas, que la chamba es muy fuerte, que nunca en su vida han cogido una lampa y pico, que les había salido ampollas en las manos y los pies, o si trabajaban en oficina, que tenían que despertarse muy temprano, que ellos duermen hasta tarde y otras vainas más.

Eduardo, que cuando se amargaba era de temer, en una reunión con los jugadores, les dijo: ¡tragan bien¡ ¡duermen bien¡ ¡les pago bien¡, ¡quieren aumento y les doy chamba, están ganando el doble y todavía se quejan¡ ¡Qué mierda más quieren carajo¡, dijo estallando en rabia.

Entonces, uno de los jugadores, una especie de líder del grupo, un tanto temeroso, levantó la mano y tartamudeando dijo: voy hablar en nombre de mis compañeros: Mira Eduardo, ¡claro que queremos chambear y ganar más, pero no el tipo de trabajo que nos has conseguido en el Peam, como tirar lampa o machete! si no es mucho pedir, queremos una chamba, pero…, que sea igual a la de Cayo.