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«No hay manera de celebrar el Día de la Mujer en el país con las cifras de feminicidio que tenemos»

Editorial: Un Homenaje Pendiente.
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Foto: El Comercio

Hoy 8 de marzo como cada año, se celebra el Día Internacional de la Mujer, un evento que, con el paso de los años, ha adquirido una dimensión importante en todo el mundo.

No hace falta militar en determinadas organizaciones políticas para reconocer la marginación de la que han sido –y muchas veces, son todavía– las mujeres en la historia de la humanidad y, en consecuencia, querer rendirles un homenaje que ponga de relieve su lucha y el camino que falta recorrer para que alcancen todos los derechos que les corresponden.

Sin lugar a dudas, nuestro país no será una excepción en el despliegue de gestos y saludos oficiales que, con ocasión de la fecha, se producirá a lo largo y ancho del planeta; y está muy bien que así sea…

Pero no se puede ignorar lo incompleto y hasta cruel que puede resultar ese homenaje cuando existen todavía dentro de nuestro territorio cifras pavorosas en lo que concierne a la violencia que se ejerce cotidianamente contra las mujeres: una realidad que era ya terrible antes de la llegada de la pandemia del COVID-19 y que esta no hizo sino empujar a extremos inimaginables.

Efectivamente, una nota publicada ayer en este Diario da cuenta de que en los últimos cuatro años se han producido, en promedio, tres feminicidios por semana.

Solo en el 2021, se registraron 136 crímenes de esa naturaleza y 293 tentativas. Es como si cada día del año, más de una mujer hubiera sido asesinada o estado a punto de serlo por motivos que tenían que ver con su condición de mujer.

Cuando se desató la primera ola del coronavirus, por otra parte, las mujeres fueron las más afectadas.

En primer lugar, porque varios de los servicios de atención de violencia contra la mujer quedaron desactivados o sufrieron una severa reducción en su capacidad de acción.

Y en segundo término, porque en el ámbito laboral fueron ellas también las que llevaron la peor parte. Esto sin olvidar que les tocó, asimismo, cargar con el mayor peso del cuidado de los menores, ancianos y enfermos durante el confinamiento.

Adicionalmente, tal situación de encierro supuso que, por largo tiempo, muchas de ellas se vieran atrapadas en un mismo ambiente con sus agresores.

De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, durante los meses del confinamiento, las denuncias por violencia familiar y de género aumentaron en el país en un 130%.

Y como hemos señalado, antes de ello, los números ya eran escalofriantes. No se puede perder de vista, por último, que en ese universo de mujeres agredidas o asesinadas existe un alto índice de niñas y adolescentes que, por razones obvias, constituyen la población más vulnerable y desprotegida.

Hay, entonces, un homenaje pendiente a las mujeres de carne y hueso en el Perú.

Más allá de pronunciamientos o sesiones solemnes de parte de alguno de los poderes del Estado, lo que realmente requieren las peruanas es una acción efectiva de las autoridades que ataque la violencia de género que campea entre nosotros.

Para empezar, hace falta que los casos de ese tipo de agresión no queden impunes y que se sigan impulsando y visibilizando las políticas públicas de acompañamiento a las víctimas.

Que se ponga en práctica, en suma, la igualdad de oportunidades y derechos de la que probablemente hablarán de manera encendida los discursos de hoy.

Los feminicidios no son producto dela ociosidad que genera el mismo Estado”, como dijo alguna vez el actual presidente Pedro Castillo cuando estaba en campaña.

Son consecuencia de actos específicos, como los cometidos por no pocos de los funcionarios encumbrados por este Gobierno en puestos de primer orden dentro del Ejecutivo.

Si alguna confianza debería buscar en esta jornada la administración encabezada por el profesor Castillo, es la de las peruanas que siguen contemplando horrorizadas cómo se las maltrata en la vida real mientras se lanzan proclamas y elogios en su honor, algunos de ellos a decir verdad (“la mujer es la asesora que vela por el bien del esposo”, afirmó ayer, por ejemplo, el ministro del Interior en un acto público), bastante lamentables.

Fuente: El Comercio