Los opiáceos y los opioides pueden prescribirse solo después de haber probado otros medicamentos no adictivos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escala del dolor se clasifica en leve, moderado y severo. Para dar con un tratamiento o cura total, es necesario que el médico haga un diagnóstico oportuno.

«Cada caso de dolor es diferente, debe ser -por tanto- tratado de manera diferente. Debe hacerse una valoración de la intensidad del dolor, para determinar el tratamiento más apropiado».

Por ejemplo, un paciente con cáncer de hueso podría sobreponerse luego de algunas sesiones de radioterapia.

Los opiáceos y los opioides no son fármacos de primer orden, que se prescriban para manejar el dolor. «Este tipo de productos deben darse solo después de haber probado otros medicamentos no adictivos», aclara Huerta.

El síntoma más común en el paciente con cáncer es el dolor. Pero también hay otras causas: artrosis, la artritis, la fibromialgia, las migrañas, el síndrome de la fatiga crónica, la osteoporosis, la depresión, la diabetes, los trastornos vasculares y el herpes zoster.

Como referencia, los médicos cuentan con una ‘escalera analgésica’ de la OMS.
Primer nivel. Usar aspirina o acetaminofén.
Segundo nivel. Antiinflamatorio no esteroidales como el ibuprofeno.
Tercer nivel. Opiáceos de baja capacidad de adicción como la codeína, hasta llegar a los opioides más adictivos como la oxicodona o hidroxicodona, y por último la morfina.

El tratamiento se puede complementar con otros medicamentos, como son los corticoides, los antidepresivos, los ansiolíticos, los anticonvulsivantes o los llamados neurolépticos; para potenciar el poder de un analgésico que ataca el dolor.

«Pueden asociarse medicamentos para el dolor con diversos tipos de intervenciones para calmarlo. Por ejemplo, pueden asociarse medicamentos para el dolor con masajes, medicación o musicoterapia», agrega Huerta.

Según el especialista, además de los fármacos que se escogen de acuerdo al tipo e intensidad del dolor, es importante saber si el paciente tiene alguna enfermedad que lo predispone a aumentar su percepción del dolor, tal como la depresión o la ansiedad. «Pueden usarse además de los analgésicos, antidepresivos u otros medicamentos para controlar esas situaciones. Una alternativa muy investigada es el uso del cannabis medicinal, el cual ha demostrado efectividad».

Los opioides son medicamentos que si bien alivian el dolor, deben tener un uso responsable. «Si se toman tal como se recetan, los opioides se pueden utilizar para controlar el dolor de una manera segura y eficaz. Sin embargo, cuando se abusa, incluso una sola dosis grande puede causar una depresión respiratoria grave y la muerte. Bien administrado, el uso médico a corto plazo de los analgésicos opioides rara vez causa adicción, la cual se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de una droga a pesar de las consecuencias adversas graves. El uso regular (por ejemplo, varias veces al día, durante varias semanas o más) o el uso o abuso de los opioides a más largo plazo puede dar lugar a la dependencia física y, en algunos casos, a la adicción», precisa el National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos (EE.UU.).

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