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Nov 26, 2019

Hubo una época del fútbol moyobambino que yo conocí, una época en la que se programaban hasta seis partidos por cada fin de semana, una época en la que contábamos con hasta 15 equipos locales en primera división y otros 8 en segunda, una época en la que el antiguo estadio de Moyobamba, estaba lleno de hinchas, algunos de ellos embriagados de amor por su camiseta y otros por el quiñientín; sí, hubo época del fútbol moyobambino, que yo conocí, disfruté y amé.

La conocí muy de cerca, pues mi papá era dirigente deportivo; en su momento fue directivo del Club Deportivo Chicago y luego pasó a ser Presidente de la Liga Distrital de Fútbol de Moyobamba; conocí de cerca la organización de los campeonatos, los detalles a considerar para la programación de los partidos, los avatares por los que se tiene que pasar al momento de buscar un padrino del torneo, las condiciones que ponen los padrinos, las condiciones que ponían los equipos; no me quedé allí y conocí un poco más, llegué a empaparme del reglamento de la Federación Peruana de Futbol, llegué a ser parte de la organización de los campeonatos, e incluso llegué a ser delegado de un equipo local. La disfruté, de una forma bastante interesante, tenía pase libre a todos los partidos, podía escoger cualquier “butaca” del estadio, menos las del Palco de Honor; palco que se caía a pedazos, como el resto de las tribunas, pero que era el lugar preferido de los dirigentes, de los veedores y de los miembros de la Comisión de Justicia; disfrutaba de los partidos, intentaba entenderlos aunque a veces era complicado, sin embargo, lo que más disfrutaba eran esas barras “bravas”, toda la algarabía que llevaban consigo y que contagiaba a la afición. Pero, también la amé, y amaba los fines de semana, para salir con mi caja de chupetes o de chifles e ir a hacer negocios; después de todo, un par de solcitos no caían mal en el bolsillo inquieto de este chiquillo. Hubo una época del futbol Moyobambino que yo conocí, pero que se perdió.

Quisiera contarles una pequeña anécdota, sí otra vez mis anécdotas, de cuando fui delegado de un equipo local; resulta que en ese año, a las justas y habíamos llegado a diez equipos, inscritos para el torneo de primera división; y, una de las decisiones que como delegados habíamos tomado, era de que al final del torneo los dos últimos equipos, en la tabla de posiciones, irían a la baja; durante todo el torneo, mi equipo fue uno de los peores equipos, que ese torneo había tenido; la baja, era más que evidente, y, desde mi punto de vista, esa pérdida de categoría no sólo era evidente, sino que era necesaria, pues respondía a malas actitudes de directivos y jugadores. Resulta que, faltando dos fechas para que el torneo concluya, en reunión de delegados, tanto el Presidente de la Liga Distrital de Futbol de Moyobamba (que no era mi papá, pues ya había dejado el cargo) como el Vicepresidente, ambos también directivos (dueños) de los dos equipos que estaban destinados a bajar, propusieron a la asamblea modificar el reglamento, a fin de que ningún equipo vaya a la baja; mi postura frente a tal propuesta, era de rechazo total, no podía yo permitirme la licencia de dar a mi equipo y al contrincante una segunda oportunidad, no después de haber sido tan malos e irresponsables durante todo el torneo, vote en contra de la moción pero, la mayoría ganó, el reglamento se modificó y pues yo, esperé que el campeonato termine, me alejé del futbol y me convertí en un fiel crítico del mismo.

Hace diez años, cuando el Unión Comercio, tentaba su ingreso al “futbol profesional”, jamás habíamos pensado que ello era posible, pese a que en varias ocasiones estuvimos cerca, jamás nos habíamos imaginado que un día tendríamos aquí a equipos como el Alianza Lima, Sporting Cristal, Universitario…, jamás habíamos pensado que San Martín sería expuesto en la tribuna informativa, jamás habíamos pensado llegar tan lejos, aunque siento que alguno de ellos, de sus dirigentes y miembros, sí lo tenían planeado; entonces lo lograron, sí ellos lo lograron, y ese logro se hizo colectivo.

De pronto, el Unión Comercio se convirtió en ese equipo por quien nadie daba ni medio centavo, pero que cuando clasificaron todo quien se subió a su coche; ese equipo que provenía de un distrito, hasta ese entonces considerado “peligroso”, pero que luego se hizo conocido gracias a ellos; ese equipo que ponía en jaque a los periodistas deportivos capitalinos, cada vez que estos tenían que dar a conocer la provincia a la que pertenecía; ese equipo que, sin serlo e incluso sin merecerlo, se convirtió en el equipo de Moyobamba; ese equipo que llegó a ser parte del campeonato sudamericano, y que tuvo que jugársela en Pucallpa, porque nuestro estadio no reunía las condiciones; ese equipo que fue la justificación perfecta, para que candidatos nos prometan estadios de lujo y tribunas especiales (que sigue sin entregarse) pero que logró llevarlos a ocupar cargos como autoridad; ese equipo que logró engreírse de tal forma que se fue a jugar en otras ciudades, porque no les cobraban nada, sin importarles la hinchada que, poco a poco, los fue abandonando; ese equipo que en los últimos años le ha tentado a la baja, ha jugado con fuego y ahora acaba de bajar de categoría.

Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde; y hoy Comercio se fue a la baja, no podría decir que se fue con la cabeza en alto, pero sí podría decir que se fue en medio de muchas incertidumbres, de jugadas, no en cancha, sino en mesa pero que aún con todas esas, no fue posible mantenerse con la categoría. Esa pérdida ha traído consigo una serie de lamentaciones absurdas, desde mi punto de vista.

Digo absurdas porque, puede que el Unión Comercio ha perdido la categoría, pero, nosotros hemos recuperado una oportunidad, la oportunidad de volver a hacer del futbol un espacio atractivo para grandes y pequeños y no la burbuja “profesional” como lo hemos visto hasta hoy; tenemos la oportunidad de fortalecer los clubes locales y de crear nuevos; de brindar a los jóvenes y adolescentes la oportunidad de sacar a relucir sus talentos.

Hubo una época del futbol moyobambino que yo conocí, y que hoy, es oportuno volver.

Simplemente KAJOVEPI
#Cafecito_Caliente

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