Descubriendo parajes turísticos. En la región San Martín vienen luchando por promocionar este nuevo destino para contrarrestar la deforestación del Bosque de Protección Alto Mayo y convertirlo en un centro turístico digno de admirar y proteger.

El Perú —desde donde se le mire— tiene un potencial turístico por sus diferentes ecosistemas en distintas partes de su territorio. Por eso, cuando nos enteramos de que existía un nuevo proyecto que busca contrarrestar la deforestación del Bosque de Protección Alto Mayo, tomamos nuestra mochila y nos embarcamos desde Chiclayo hasta Rioja, en un viaje de 12 horas, para conocer más de este nuevo destino.

En Rioja fuimos recibidos por Javier Solsol, gerente general de J&S Travel Operador Turístico de Alto Mayo, quien nos acogió y hospedó en el hotel Bombonaje, llamado así en honor a la planta que es utilizada para fabricar sombreros de paja, una actividad tradicional en Rioja.

Con el ánimo de empezar a descubrir su gastronomía y los parajes turísticos que esconde la Ruta del Alto Mayo, decidimos conocer y probar los potajes tradicionales como los juanes, el chorizo con tacacho, el majás (especie de roedor) y la siquisapa, que es una especie de hormiga que se sirve frita y acompaña a un plato de fondo.

Simultáneamente disfrutamos de la Danza de la Pandilla, típico baile que se practica en las 43 naciones nativas de toda la Amazonía, pero que se interpreta con diferentes ritmos en cada una de ellas.

Luego nos dirigimos hacia el museo de TOE, ubicado en el centro de la ciudad y cuyo propietario, Raúl del Águila Rojas, ha logrado coleccionar un sinfín de documentos, objetos y artilugios que han sido reemplazados en el tiempo debido a la presencia tecnológica que ha invadido a todas las zonas urbanas del país.

En este museo podemos descubrir la historia de los pueblos que conforman la zona del Alto Mayo, sus tradiciones y costumbres, entre ellas el Carnaval Riojano que se celebra en los meses de febrero.

Y si la gastronomía nos dejó satisfechos, también nos aventuramos a explorar la vida nocturna de los riojanos, y así llegamos a la Casona de Melita, un local donde encontramos los licores y tragos más exóticos y peculiares que solo la selva del Alto Mayo puede ofrecer. Entre sus más famosos tragos encontramos el “Orgasmo” estilo riojano para mujeres, y la “Sopita”, solo para varones.

Ruta de Alto Mayo
A las 5 de la mañana del día siguiente nos dirigimos —con la mochila llena de adrenalina— hasta la reserva de Santa Elena, donde pudimos ingresar a la selva del Alto Mayo.

Para llegar a este bosque inundable poblado por aguajales, aves endémicas y migratorias, y monos de distintas especies, tomamos un vehículo privado que nos llevó desde Rioja hasta el distrito de Posic, ubicado a 20 minutos de distancia.

En este lugar se desayuna ricas frutas de la zona como aguaje, piña, papaya, o si prefiere, un desayuno común y corriente americano, pero con el mejor café del país.
Fortalecidos por el primer alimento del día, nos trasladamos hasta los embarcaderos para zarpar y navegar por el Río Negro en busca de la fauna y la flora que guarda este bosque, en una travesía que puede durar hasta 6 horas.

Tras dejar esta reserva y con ganas de vivir un deporte extremo, nos dirigimos a la comunidad de Palestina (en Nueva Cajamarca) para conocer su impresionante cueva de más de 300 kilómetros. Es necesario estar en buen estado físico para poder ingresar y sortear las dificultades que se presentan a lo largo del camino.

Su atracción principal son las estalactitas y estalagmitas que se forman debido a la filtración de agua de lluvia que cae permanentemente en la localidad, y que además han formado curiosas figuras.

Fatigados y con la satisfacción de haber vencido a la selva y la cueva, retornamos a Chiclayo para contarles y mostrarles estos y otros atractivos turísticos que te esperan en la Ruta del Alto Mayo.

Fuente: La República

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